En 2008, la pareja de mi madre sufrió un grave accidente de coche que le destrozó las dos piernas. Tras numerosas operaciones y rehabilitación, unos años después recuperó parte de su capacidad para andar, pero su movilidad sigue estando muy limitada. Antes del accidente, habíamos empezado a reformar nuestra casa, financiados por un préstamo. Desgraciadamente, tras el accidente, la compañía de seguros se negó a indemnizarnos, lo que nos sumió en la penuria económica.

Con los años, la situación no hizo más que empeorar. Durante este tiempo nació mi hermano pequeño, y más tarde descubrimos que padece una enfermedad común en la infancia que requirió cirugía de cadera. Por eso, para desplazarse necesita muletas o un andador. Mi madre se convirtió en su cuidadora a tiempo completo y sólo recibe una asignación mínima del gobierno, muy lejos de unos ingresos que le permitan vivir.

La pareja de mi madre y yo hemos trabajado duro para mantener a la familia. Yo trabajé como electricista en una fábrica durante siete años, pero hace dos meses perdí mi empleo por despido. Para colmo, hace unos años tuve un accidente que me dejó con sólo un 10% de visión en el ojo izquierdo, lo que hace mucho más difícil encontrar un nuevo empleo, ya que a menudo me rechazan por esta discapacidad.

A medida que aumentaban las presiones financieras, nos vimos obligados a sacrificar incluso las pequeñas alegrías de la vida. Durante años, no hemos podido celebrar ni una sola fiesta, cumpleaños u ocasión especial con paz o felicidad. Cada temporada navideña es un recordatorio de lo que hemos perdido y de lo mucho que luchamos por sobrevivir. En lugar de alegría, cada momento festivo se ha visto ensombrecido por el estrés y la tristeza.

Ahora, estamos en un punto de ruptura. Sólo nos quedan de 1 a 2 semanas de dinero para comida, y nuestros servicios de Internet y teléfono están a punto de ser desconectados. Y lo que es más grave, dentro de 1 a 3 meses subastarán nuestra casa por impago de préstamos.

Pedimos ayuda desesperadamente para estabilizar nuestra situación, cubrir los gastos inmediatos y evitar la pérdida de nuestra casa. Cualquier contribución significaría mucho para nosotros y nos daría la oportunidad de reconstruir nuestras vidas y, por fin, de experimentar la alegría de celebrar unas fiestas sin miedo a perderlo todo.