La música electrónica es arquitectura del tiempo: construye, estratifica, modula. Trabaja con frecuencias, espacios, formas.

En la tercera edición de Hamletsynthesized, esta intuición se expande y se traduce en una metáfora central: la geometría. No entendida como rigor matemático, sino como mapa sensible de tensiones, relaciones, estructuras. Las formas geométricas se convierten así en símbolos vivos, capaces de narrar la esencia de cada día del festival, reflejando las cualidades sonoras, las dinámicas sociales y las atmósferas emocionales que cada evento construirá.

Apertura, compartir, continuidad.

El círculo es la figura del ritual, de la escucha colectiva, de la naturaleza cíclica que conecta pasado y presente. Es una forma que une sin jerarquías, y representa la primera velada del festival, concebida como un momento de convivencia: una visita al museo y dos espectáculos que se complementan. Un movimiento redondo, de acogida e introducción.

Tensión, impulso, ritmo.

El triángulo es una figura dinámica, hecha de equilibrio inestable, de vértices que apuntan en direcciones diferentes. Es perfecto para narrar la segunda jornada, centrada en la energía palpitante de las actuaciones en directo y la música dance, house y techno. Tres ángulos como tres puntos fuertes: público, artista y espacio. El ritmo es una geometría en movimiento.

Modularidad, complejidad, armonía colectiva.

El hexágono es una forma que se repite en la naturaleza para crear estructuras funcionales y abiertas, como en los panales de las abejas. Simboliza la riqueza de la diversidad que encuentra un orden. La jornada del domingo es precisamente eso: unaantología polifónica de sonidos, encuentros, conferencias, instrumentos para explorar, un mercado y una gran actuación final. Una jornada coral, modular, inclusiva.

Desconexión armónica, apertura poética.

El pentágono es la figura que huye de la simetría perfecta pero permanece centrada. Irregular, sugerente, símbolo de la exposición visual que acompaña al festival: un lugar donde percepción, imagen y sonido se cruzan sin querer coincidir, dejando espacio a la intuición y a la ambigüedad sensorial.