Hola. Me gustaría inscribirme en un curso para aprender el poder de la Manifestación.

La ley de la atracción

Identificando mis bloqueos. Autocurándome. Queriendo mudarme más cerca de mis hijos, que viven en el campo. Es tan tranquilo y pacífico allí comparado con aquí. Tengo dos hijas y un hijo, ¡a quienes amo más que a nada en el mundo! Han insistido en que tengo que irme de donde vivo ahora, porque aquí no es seguro y no puedo cuidar de mis nietos. ¡Y lo entiendo muy bien y lo respeto plenamente! Así que los cuido en su casa. ¡Divirtámonos! 😊

Quiero ser feliz y fuerte, y poder ayudar a mis seres queridos con diferentes cosas, y también a las personas que luchan con pensamientos, ansiedad, ira y adicciones, pero que no pueden salir ni hablar con personal de salud u otras agencias con las que quisieran contactar, pero no pueden. Puedo ser quien ayude en una situación tan difícil y vulnerable. Y sin tener que cobrar. He ayudado a personas antes con diferentes cosas. También he comprado comida para alguien sin pedir nada a cambio. Recuerdo que me dio una sensación de bienestar, calidez y gratitud. Saludaba a otros a quienes la gente menospreciaba y podía entablar una conversación. Si llevaba dinero, siempre daba un centavo. Algo que nunca he olvidado fue cuando escuché que cuando alguien hablaba de mí y no recordaba ni sabía mi nombre, lo explicaba así: "La que siempre sonríe tan amablemente y siempre dice hola". Oh, sí, decían entonces. Fue muy conmovedor escucharlo y debo decir que fue una sensación maravillosa que alguien realmente me reconociera. Recuerdo haber crecido con eso. Esto fue antes de que yo misma me hundiera. Siempre he cuidado perros para otros. En los últimos dos años he pensado cada vez más en lo agradable que sería tener un perro. Uno que me quiera como madre y me haga compañía, y que sepa bien lo que le hace a mi salud y mi psique. Cuidar de un perro es una medicina para el alma y mi bienestar. Y además, salgo todos los días. No disfruto paseando sola. Es muy solitaria. Quiero visitar a la familia sin ansiedad y quiero estar en reuniones como bautizos, confirmaciones, bodas, cumpleaños, celebraciones navideñas y unirme a los viajes que me piden. Y quiero poder pagar las citas médicas, los especialistas, el oftalmólogo, posiblemente las gafas y el dentista. Quiero poder comprar toda la comida saludable, como pescado, carne blanca, fruta, verduras, etc., ¡demasiado cara para nosotros, que vivimos solos en Noruega! Pago casi lo mismo de alquiler por mi pequeño apartamento que una familia que es propietaria y paga tanto el préstamo como el alquiler. Noruega es rica, pero lamentablemente sus habitantes son pobres. Hay muchas y largas colas para los repartos de comida en las grandes ciudades. Me he quedado sin comida, productos de higiene y medicinas muchas veces, porque por desgracia no hay suficiente dinero. ¡No recuerdo la última vez que tuve comida de Navidad ni nada en Semana Santa ni en otras festividades! Decidí quedarme en casa en Navidad hasta cinco veces, porque siempre me faltaban regalos para alguien. Y siempre era doloroso. Nadie en mi familia lo sabe. Dije que me invitaron a salir. Nunca he podido ir a esos repartos de comida, porque me siento como una mendiga y no valgo nada como persona, y también porque de pequeña, nadie me enseñó a pedir cosas. Aprendí que nunca se debe pedir comida, bebida o una manzana a nadie, porque eso es mendigar. Y todavía lo llevo tan dentro que no lo soporto. De niña, me sentía muy sola. No tenía con quién jugar hasta que nos mudamos y cumplí 10 años. Mamá y papá me querían, pero eran jóvenes e ignorantes. Eran muy trabajadores, lo que, por supuesto, al final dio sus frutos. Tenían una buena situación económica y eso nos ayudó mucho a mí, a mis hermanos, a nuestros hijos y ahora a mis bisnietos. Conseguí lo que quería y mucho más. ¡Y estoy muy agradecida por eso! Pero no me enseñó a comprender las emociones ni lo que es la vida de verdad ni lo que puedes hacer para tener fe en ti misma y ser feliz contigo misma. No recuerdo casi nada de mi vida antes de los 10 años.

Ni compañeros de clase, ni profesores, ni niños de guardería, ni el personal. Desde 4º grado en adelante, recuerdo más. Me excluían, me acosaban y se burlaban de mí. Porque era retraída y muy tímida. Si otros no me han castigado, entonces yo misma lo he hecho, ¡inconscientemente! Hoy, a los 57 años, me he conocido a mí misma y he reflexionado mucho sobre mí misma y mi entorno, y he armado parte de mi rompecabezas. También he empezado una autobiografía privada, que cuando la leo, es como si no la hubiera escrito. He pensado un poco en, ¿qué pasaría si tuviera éxito en escribir un libro, en publicarlo? Ganar dinero. Cuando mis hijos eran pequeños, quería escribir un libro de cuentos de hadas. Me encantaba leer cuentos de hadas y cantar con mis hijos. Y también me encantaría hacer eso con mis nietos. Dos niñas, de 1 año y medio y 2 años y medio. Debo decir que poco a poco comencé a esperar una vida mejor después de convertirme en abuela. Pero... ahora había mucho aquí. No sé qué conservar ni qué quitar. Bueno. Si lo borro todo ahora, sé que nunca volveré.

Esto me permite empezar una nueva vida con buena salud, estar presente para mis hijos y nietos, mis padres, mis hermanos, sobrinos y sobrinas, y poder contactar con la mejor amiga del mundo, a quien una vez tuve, a quien decepcioné y a quien extraño mucho. Todos me han visto quizás dos o tres veces al año. A veces ha pasado más de un año. Mis padres me perdieron durante muchos años. Sé que han llorado y yo también. Siempre he luchado con una terrible mala conciencia hacia todos los demás. ¡Me he encerrado en mí misma y a todos fuera de mi vida desde hace unos 12 años! Es tan triste que DEBES tener dinero para poder curarte. Debes tener dinero para obtener ayuda para encontrar diagnósticos de lo que te pasa. Es tan triste que el dinero lo sea todo, ¡cuando en absoluto debería ser así! Si alguien quiere ayudarme, ¡estaré muy agradecida! Aunque ahora me siento avergonzada y humillada por mí misma, pregunto por primera vez en mi vida: ¿Me ayudarás? Atentamente, Heidi