Queridos amigos, es difícil expresar con palabras lo que se siente cuando tu vida se convierte en una batalla constante para salvar lo que más quieres. Es un sentimiento que sólo un padre que se enfrenta a un diagnóstico terrible puede comprender de verdad: el dolor de ver a tu hijo atrapado en una batalla que ni siquiera sabe que está librando. El cáncer no sólo es una enfermedad despiadada, sino también un coloso que pone patas arriba nuestras vidas. Es una enfermedad traicionera que pone a prueba no sólo nuestra fuerza física, sino también nuestra resistencia mental. Y no hablo sólo del diagnóstico, sino de la carga que conlleva. El padre que tiene que mirar a su hijo a la cara y decirle, en un momento de vulnerabilidad, que todo va a ir bien, incluso cuando no sabe si realmente será así. Miruna padece un rabdomiosarcoma alveolar, un tipo de cáncer cruel y potencialmente mortal que requiere un tratamiento urgente y complejo y múltiples intervenciones quirúrgicas. Con el corazón encogido y una abrumadora sensación de impotencia, lanzamos una señal de socorro. No pedimos compasión, sino empatía por este pequeño atormentado por un diagnóstico despiadado.

No es sólo una lucha por la vida de una niña, es una lucha por el futuro de una familia, por una sonrisa que merece volver a brillar en el rostro de un niño. Si hay personas en este mundo dispuestas a ayudar, aunque sea con un pequeño gesto, que sepan que para Miruna, ese gesto puede significar un poco de vida.

Podemos apoyarla compartiendo su caso o aportando un granito de arena.

Estaremos eternamente agradecidos y ¡gracias por cualquier ayuda!