Me llamo Julia y soy madre soltera de un niño de seis años. Trabajo a tiempo parcial en el bienestar de los animales, pero recientemente me he encontrado en una disputa legal que ha traído inmensos desafíos financieros.

En 2024, empecé un pequeño negocio en Face Yoga y decidí vender botellas de agua de piedras preciosas que descubrí durante un viaje a Asia junto a esto. Esto pretendía ser una fuente adicional de ingresos para mantenernos económicamente a mi hijo y a mí, así como para ayudar a sostener mi trabajo voluntario en el bienestar de los animales.

Mi objetivo con la venta de las botellas no era sólo crear una pequeña red de seguridad financiera para mi hijo y para mí, sino también financiar el cuidado y la esterilización de perros y gatos de la calle durante mis viajes a Asia. En el pasado, he tratado y cuidado a menudo de animales heridos allí, y quería conseguir más recursos financieros para esta importante labor a través de estas ventas.

La única venta que se produjo en eBay fue una compra de prueba realizada deliberadamente por los abogados que representan a la empresa VitaJuwel. Esta única venta sirvió de base para enviarme una carta de cese y desistimiento. No hubo ninguna otra venta de botellas. En total, sólo tenía 10 botellas, que había comprado a un proveedor internacional.

Los abogados de VitaJuwel alegaron que las botellas que yo ofrecía estaban protegidas por sus derechos de diseño. Las botellas que vendía no eran idénticas a las de VitaJuwel. Se compraron a otro proveedor y son similares a muchas otras botellas que se venden en plataformas como Amazon, Kaufland y Media Markt. Desconocía que el diseño de estas botellas pudiera estar protegido y, en cuanto me informaron, retiré todos mis anuncios.

Desde el principio expliqué a los abogados que mi negocio era extremadamente pequeño. Sólo tenía 10 botellas.

La carta inicial de cese y desistimiento no sólo exigía que firmara un acuerdo para dejar de vender, sino que también incluía una demanda monetaria superior a 2.000 euros. Dada la pequeña escala de mi operación -sólo 10 botellas y ninguna venta real-, no podía imaginar que una demanda así se mantuviera en los tribunales. Por lo tanto, no firmé el acuerdo de cese y desistimiento. En su lugar, informé a los abogados de la escala limitada de mi actividad, retiré los listados y declaré que ya no vendería las botellas y que muchos otros proveedores también en Alemania están vendiendo las mismas botellas como yo. Creía sinceramente que así se resolvería el asunto.

A pesar de ello, se me notificó un requerimiento judicial y se me impusieron elevadas costas judiciales que no puedo permitirme como madre soltera. El litigio estaba valorado en 50.000 euros, lo que supuso unos honorarios legales de más de 3.000 euros. Además, ya he incurrido en más de 500 euros en honorarios de consulta con el abogado, junto con costas judiciales adicionales (estimadas en unos 1.000 euros).

Había hecho una oferta de pago al bufete, teniendo en cuenta mi difícil situación financiera como madre soltera y el hecho de que no había ni una sola venta. Lamentablemente, esta oferta fue rechazada y, en su lugar, me presentaron una demanda considerablemente más elevada, de más de 3.000 euros. Estos son solo los honorarios que cobran los abogados de VitaJuwel. A esto hay que añadir las tasas judiciales y los gastos de mi propio abogado. Esta cantidad está muy por encima de mis posibilidades, por lo que ahora me dirijo a vosotros en busca de ayuda.

Os pido vuestro apoyo para cubrir estos gastos. Si se recauda más dinero del necesario para este caso, utilizaré los fondos sobrantes para continuar mi labor de protección de los animales en Asia.

Muchas gracias por toda la ayuda que puedan prestarme.

Notas legales aclaratorias

- Este texto describe mi visión personal de la situación y no constituye una opinión jurídica.

- Mi objetivo es obtener apoyo financiero para mis gastos legales y judiciales.

Mucho sufrimiento animal en Asia

El padre de mi hijo vive en Asia, por lo que pasamos allí uno o dos meses al año. Muchos animales de la calle sufren terriblemente, y la mayoría de los turistas hacen la vista gorda o no intervienen para ayudar. Una mirada compasiva no ayuda a un perro con heridas hasta el hueso.

Con los años, nuestras estancias en Asia se han convertido en una carga financiera cada vez mayor. Casi todos los días he comprado medicamentos o he llevado animales al veterinario. Por supuesto, también les he dado de comer y agua.