Nadie debería tener que ver cómo sus padres luchan por sobrevivir, no solo a causa de una enfermedad, sino también de una deuda aplastante.

Pero esta es mi realidad, cada día, desde 2022.

A mi padre le diagnosticaron sarcoma de Kaposi, una forma agresiva y dolorosa de cáncer de piel. Y esta enfermedad le llegó después de años de estrés, preocupación y sacrificio. Trabajó toda su vida para nosotros, superando el agotamiento con hasta el último gramo de fuerza que tenía... pero la vida nunca le dio un respiro. Ahora, en lugar de pasar sus últimos años en paz, está luchando contra el cáncer y las deudas.

Intenté protegerle. Quería llevar yo la carga, pero sólo conseguí empeorar las cosas. Por desgracia, incluso antes de su enfermedad, habíamos pedido préstamos y créditos para mantener a flote a nuestra familia. Cuando llegó el diagnóstico, ya nos estábamos ahogando en deudas. Y hoy, me ahogo.

Nuestras deudas mensuales han superado los 4.000 euros. Son préstamos que se han duplicado, triplicado y ahora debemos diez veces más de lo que nos prestaron.

Mi padre ya no duerme tranquilo. Se despierta en mitad de la noche, sudando, pensando en el dinero. Le duele el cuerpo, pero el dolor emocional es aún mayor: la sensación de que ya no puede ayudarnos, y ahora somos nosotros los que tenemos que ayudarle a él.

Su tratamiento cuesta más de 500 euros al mes, dinero que ya no tenemos. Todo su sueldo va directamente a pagar la deuda. Y más allá del cáncer, que está debilitando su cuerpo, son el estrés y las deudas lo que le están destrozando poco a poco. Nos sentimos atrapados en una pesadilla de la que no podemos escapar.

La casa está en venta -un último intento desesperado-, pero nadie viene a verla. No tenemos a nadie a quien preguntar, ni a quién recurrir. Sentimos vergüenza, miedo y nostalgia por un solo día sin miedo.

Lo único que quiero es liberar a mi padre de este estrés. Verle respirar sin pánico. Saber que mañana no habrá otra factura, otra llamada, otra demanda. Quiero que viva. Quiero que esté sano. Quiero cogerle la mano y decirle:

"Ya está bien, papá. Ya has sufrido bastante. Ahora nos toca a nosotros salvarte".

Por eso te pido ayuda. Por favor.

Cualquier donación, por pequeña que sea, es un paso hacia la curación. Un paso hacia la paz que mi padre merece.

Su apoyo se destinará a:

• Tratamientos mensuales contra el cáncer (más de 500 euros al mes)
• Pagar las deudas que nos asfixian (4.000 euros/mes)
• Dar a mi padre una oportunidad real de vivir sin miedo ni vergüenza

Si no puedes donar, por favor, comparte. Quizá este mensaje llegue a alguien que pueda ayudar.

Tal vez un alma bondadosa elija ser nuestro milagro.

Desde el fondo de mi corazón, gracias por leer esto.

Sólo soy una niña que grita de dolor, y no puedo soportar perder a mi padre.