Tenía 9 años cuando mi padre puso en mis manos mi primer radiocontrol, él ya era un corredor, y yo sólo era un niño que quería teledirigir su coche como papá, tardé unos años en ponerme a su altura. Corrimos juntos en algunas carreras, pero en categorías diferentes, empezaron los primeros podios para mí, con él siempre a mi lado. Hasta que me hice mayor, adolescente, llegaron los primeros podios regionales, corría junto a gente que tenía muchos años de experiencia, y quizás ahí mi padre se dio cuenta de que había potencial. Mi padre dejó a un lado su coche y su radio, para centrar todos los fondos en mí.

Cuanto más crecía, más fuerte me hacía, competía con gente más rápida, más fuerte que yo y con mucha más experiencia, corríamos con lo que teníamos, no podíamos competir contra sus coches, pero a pesar de que nuestros materiales y nuestras finanzas eran inferiores, siempre conseguíamos subir al podio, no siempre en el escalón más alto, pero quizá sí en el más bajo.

A lo largo de los años competimos en varias carreras, incluso campeonatos a nivel italiano, el último en 2019, 4 etapas por toda la península, en ese año conseguimos el título de campeones de Italia.

Ese mismo año, en verano, se celebró el campeonato de Europa en Alemania, concretamente en Leipzig. Yo era pequeño, pero lo suficientemente mayor para entender lo mucho que mi padre invertía en mí, en nuestra afición.

Ese año desgraciadamente no ganamos ese campeonato de Europa, se nos rompió el motor a 3 minutos del final, después de unos buenos 45 minutos de final, en los que luchamos de principio a fin por el primer puesto, primer puesto en el que los últimos 20 minutos de carrera reinamos hasta esos fatídicos 3 minutos.

Esos 3 minutos nos quitaron mucho, nos quitaron una gran oportunidad.

Una oportunidad de convertirnos en auténticos pilotos patrocinados, y de poder hacer carrera.

Solía ver a los otros pilotos con los que competía, entre campeonatos regionales, italianos y europeos, todos patrocinados, con patrocinadores que les apoyaban por todo el mundo.

No sé qué tenían más, yo les ganaba, era más rápido, corría con precisión. Pero tal vez sólo mi padre y yo vimos todo eso.

Desde 2019 hasta ahora, mayo de 2025, han cambiado muchas cosas.

Mi padre ha sufrido 2 infartos, incluido el último, el año pasado casi lo pierdo.

El año pasado estaba enfermo, no podía verlo, pero podía sentirlo, algo iba mal. Para coronar el sueño de verme campeón de Europa en la pista de Giardini Naxos, mi padre se saltó varios exámenes médicos, no se hizo revisiones.

¿Por qué? Conocía su estado de salud, y sabía que sería hospitalizado inmediatamente.

Por ese sueño mi padre se arriesgó, y yo me arriesgué a no tener más un padre.

Desde aquella operación, prometió que no volvería a modelar.

Sólo lo prometió porque los médicos le negaron cualquier esfuerzo, cualquier cosa que supusiera adrenalina y estrés, sobre todo al mismo tiempo.

No retomé el radiocontrol hasta enero de este año.

Con la promesa de llegar a cumplir ese sueño suyo, ver a su hijo convertirse en Campeón de Europa.

Desgraciadamente, no tengo patrocinadores ni personas que me apoyen, y desgraciadamente el trabajo que hago nunca podría permitirme soportar esos gastos de entrenamiento, mantenimiento del coche y viajes para poder participar en competiciones.

A cualquiera que tenga el corazón de apoyarme, le estaré agradecido.

Sobre todo si consigo ganar ese título, estaré agradecido de por vida.