Sé que muchas personas luchan con dificultades, y no estoy sola en mi dolor. Pero ahora he llegado a un punto en el que necesito pedir ayuda. No me gusta pedirla, pero al menos lo intento. Porque ahora creo que hay gente buena que me entiende.

Hola, me llamo Regina.

Quiero compartir mi historia, no por autocompasión, sino porque he llegado a un punto en el que creo que necesito ayuda.

Crecí en un entorno familiar tóxico y emocionalmente manipulador. Con una madre narcisista que me inculcaba constantemente que no valía nada sin ella. No me apoyaba ni me elogiaba, lo que le importaba era controlarme. Cuando trabajaba con ella, a veces sólo recibía la mitad de lo que me correspondía, y a veces nada en absoluto. Esta opresión me llevó a odiarme a mí misma. Mi autoestima estaba por los suelos, y en un momento dado incluso empecé a hacerme daño físico porque sentía que me lo merecía.

No buscaba atención, sólo quería escapar de alguna manera de ese odio hacia mí misma en el que vivía. ¿Su reacción cuando me veía? Comentarios burlones y más insultos. Podría haberme dejado en paz, pero incluso en mi dolor me hizo daño. Desde entonces, he recorrido un largo camino y me estoy curando. Ya no me hago daño y sé que merezco cosas buenas.

Tenía 17 años cuando murió mi padre. No recibí ningún apoyo en mi duelo, sino que mi madre me dio sedantes. Me hizo adicta para no tener que cuidarme. Luché contra la dependencia de Frontin y Xanax durante años, pero lo dejé. Sola, con fuerza de voluntad. Sabía que la verdadera curación tenía que venir de dentro.

Hace tres años, conocí a alguien que empezó a creer en mí cuando yo aún no creía en mí misma. El amor y la perseverancia de mi pareja me hicieron creer que me merezco cosas buenas. Con él, inicié un viaje de autodescubrimiento y, paso a paso, desmantelé los muros construidos en mi interior.

Soy una persona creativa. Me encanta dibujar, hacer manualidades, crear. Por fin quiero hacer algo que cree valor y donde pueda ser yo misma. Ya tengo planes que quiero realizar para poder florecer por fin.

Pero ahora tengo que luchar de nuevo con la sensación de que todo se me escapa.

Mi abuelo, el único miembro de la familia que me quería de verdad y estaba orgulloso de que fuera la única de la familia en graduarse, me sorprendió con un coche. Es el único recuerdo tangible que tengo de él. Llevé el coche a un taller donde el mecánico cometió un grave error: realizó el cambio de aceite de la transmisión de forma incorrecta, lo que provocó la rotura de la transmisión. Mi coche quedó inservible. Los costes de reparación ascienden a varios millones de forints, y actualmente no tengo medios económicos para cubrirlos.

Podría demandar, pero incluso iniciar el proceso legal conlleva grandes costes. Mientras tanto, mi familia vuelve a echarme la culpa, pero ahora no les hago caso. He aprendido a defenderme y no dejaré que lo que me hicieron quede sin respuesta.

Este coche no es sólo un vehículo. Es el último recuerdo que tengo de mi abuelo cuando aún estaba sano: salimos a comer y conoció a mi pareja. Vio en mí que por fin estaba a salvo. Ahora que el coche está roto, siento que también he perdido un trozo de esa seguridad.

Por eso he empezado esta recaudación de fondos.

Si puedes ayudarme a pagar las reparaciones del coche -aunque sea con una pequeña cantidad- me estarías apoyando no sólo económicamente, sino también emocionalmente. Me ayudaría a seguir adelante de verdad: empezar una nueva profesión, independizarme y algún día ayudar a otros que estén en un camino similar.

Gracias por leerme. Compartir mi campaña también sería de gran ayuda.

❤️ Regina