Algunas historias nos conmueven por su fuerza, otras por su dolor. La nuestra... nos toca con ambas.

Somos una familia como tantas otras. Con sueños sencillos, días de trabajo, abrazos a última hora de la tarde y la alegría de ver crecer a dos niñas tan soñadas y llenas de vida. Una de ellas ha sido una verdadera guerrera desde su nacimiento. Nació de urgencia, por complicaciones, y necesita terapias regulares y apoyo educativo. Pero nunca nos faltó el amor ni la fuerza para seguir adelante.

Hasta que todo se vino abajo.

Cuando intentamos seguir soñando y comprar la casa de nuestros sueños, nuestro único deseo era tener unos metros de patio para llevar la diversión y el amor al exterior. Jugar a la pelota, bañarnos con la manguera...

Fuimos víctimas de una cruel estafa. Lo perdimos todo. Además del dinero de la inversión, vendimos el piso donde habíamos construido nuestros recuerdos y sueños, pero ni siquiera eso bastó para recuperar la estabilidad. Nos quedamos sin piso. Sin el espacio que llamábamos hogar. Sin sueños.

Sin embargo, seguimos en pie.

Seguimos soñando con al menos permanecer juntos, con criar a nuestras hijas con dignidad, alegría y esperanza. Soñamos con volver a tener un hogar, pequeño, sí, pero lleno de amor y seguridad.

Hoy lo necesitamos, ¡con enorme gratitud!

Cada gesto cuenta. Cada participación, cada donación - por pequeña que parezca - es una ayuda preciosa para que podamos volver a empezar.

Ayúdanos a encontrar de nuevo nuestro hogar.