Mi marido y yo hemos tenido un fuerte deseo de tener hijos desde el principio. No pudimos concebir de forma natural y 2 terapias hormonales no condujeron al éxito deseado. Nuestro médico especialista en reproducción nos aconsejó que probáramos la donación de óvulos. Hicimos nuestro primer intento en la República Checa. Me quedé embarazada enseguida. Aún recuerdo muy bien la visita al ginecólogo cuando vi el corazoncito latiendo en el monitor ❤️. Nunca olvidaré esa imagen y la sensación que me produjo. Luego vino el shock: en la siguiente consulta, el ginecólogo ya no pudo detectar ningún latido.

Unos días más tarde me hospitalizaron con fuertes dolores, fiebre y escalofríos. Por la noche me operaron de urgencia y tuve que permanecer en cuidados intensivos. Sin embargo, no queríamos renunciar a nuestro deseo de tener un hijo. A continuación hubo más donaciones de óvulos en la República Checa, Ucrania y España. Tuvimos que correr nosotros mismos con los gastos de los tratamientos, incluidos medicamentos, inyecciones, infusiones, operaciones y procedimientos menores. A ello se sumaron los gastos de viaje, que no solo estiraron nuestro presupuesto, sino que también

también condujeron a un endeudamiento considerable. Sin embargo, peor que la carga financiera fue para mí la tensión emocional. La espera, los miedos, las esperanzas y la decepción cada vez y el tener que recuperar siempre las fuerzas me llevaron al límite y más allá.

Vemos en la gestación subrogada nuestra última oportunidad de cumplir nuestro sueño de tener un hijo propio.

Como esto es muy caro y nuestros recursos financieros están agotados, nos gustaría pedirles su apoyo.

Queremos agradecer de antemano a todos los que compartan nuestra historia y nos ayuden a cumplir nuestro sueño de tener nuestro propio hijo.

Muchas gracias ❤️

Sabine y Olaf