Si estás leyendo estas líneas, probablemente sea porque tu vida se ha cruzado con la de Fabry, o quizás estés aquí por alguna casualidad, y no lo conozcas.

Mi marido nos dejó hace unos días, después de convivir con una enfermedad diagnosticada hace unos años, cuando nuestras hijas ya habían nacido. A pesar de la fuerza, la increíble vitalidad y la alegría que siempre le caracterizaron, la enfermedad nos lo arrebató injusta y prematuramente, dejando un vacío que nada ni nadie podrá llenar, en la vida de todos los que le vivieron y le quisieron.

Sin embargo, Fabry no nos dejó desesperanza, sino ganas de vivir, de mirar al futuro, nos dejó tenacidad y coraje, porque él era todo eso y yo quiero continuar lo que fuimos, lo que él era, por mí y por nuestras hijas.

Es con estos sentimientos, pero también con extrema humildad y al mismo tiempo dignidad, que pensé en iniciar esta recaudación de fondos. Con un solo ingreso y las niñas aún pequeñas, sé que el camino será largo, ciertamente lleno de alegrías, pero también inevitablemente difícil. Me resulta impensable seguir pagando la hipoteca actual, pero con 40 000 euros y algo de esfuerzo debería poder rebajar la cuota para que me resulte asequible y conservar nuestra casa actual. ¿Utopía? Tal vez. Pero me dije que tenía que intentarlo.

Agradezco de todo corazón a quienes puedan hacer un donativo, aunque sea anónimo, aunque sea simbólico; agradezco también a quienes se hayan parado a leer estas pocas líneas, porque si no pueden o no quieren hacer un donativo, espero que a cambio reciban esperanza, confianza o inspiración, como la que yo recibí al leer tantas historias tristes, unidas por el extraordinario deseo de "salir del armario".