Carta de angustia

Hoy te escribo con todo lo que tengo: mi sinceridad, mi cansancio, pero también mi esperanza.

Hace unas semanas fui víctima de un ataque violento. Sufrí una fractura del acetábulo y estoy de baja 90 días. Desde entonces, todo se ha complicado. Actualmente vivo con mi ex cónyuge, en una situación pesada e inestable. No tengo casa propia, ni ingresos, ni mucho dinero, ni seguridad. Cada día es una lucha, estoy en silla de ruedas y no puedo hacer nada por mí misma. Escribo esta carta como una última botella al mar, porque necesito ayuda.

A pesar de todo, me mantengo fuerte y conservo la fe. Soy una persona solidaria, siempre pendiente de los demás, con un corazón lleno de proyectos. Sueño con una vida más suave y más justa. Quiero reconstruir, recuperarme, ofrecer un futuro más estable a mi hija y a mí misma. Pero no puedo hacerlo sola.

Necesito apoyo, una mano amiga, por pequeña que sea. Ayuda económica o logística, una mirada amable, una mano amiga... algo que me ayude a respirar un poco, a sentar las bases de una nueva vida. No es fácil escribir estas palabras, pero es necesario.

Gracias por tomarte el tiempo de leerme. Espero, en el fondo, que estas palabras toquen a alguien.

Con el debido respeto